Educación y Psicología: Puntos de encuentro

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Deserción escolar en México

Autor: Carlos Arturo Moreno De la Rosa

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imagen tomada de cambiandolasilla.com

 

“Si a cada generación en nuestro país, nacidos año con año entre 1988 y 2002, la visualizamos como un salón de clase con cien lugares, para el primer día de primaria no estarán presentes dos de cada cien niños (INEE, 2009). Ya hacia el último día de la escolaridad obligatoria, en tercero de secundaria, están fuera de la escuela o en rezago 38 adolescentes de esa misma generación. Apenas cruzando el verano, cuarenta o cincuenta días después, sólo 46 de los 62 posibles estudiantes estarán efectivamente cursando el bachillerato o la educación profesional técnica. Sólo 25 de ellos cerrarán adecuadamente ese ciclo; apenas 13 concluirán una licenciatura en tiempo y forma, y sólo dos o tres continuarán hacia un posgrado”. (Informe “Contra la Pared” Asociación Mexicanos Primero 2009).

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Introducción

Indudablemente la deserción escolar es multifactorial. No podría señalar una sola causa y comenzar a buscar al único culpable. Escribir sobre  la deserción en México es insistir en su causalidad múltiple. Son muchas las causas, los fenómenos y los factores que obligan al alumno a dejar para siempre las aulas; factores intrínsecos propios de la psicología del mexicano pero también factores extrínsecos tanto de la misma logística de cada institución educativa como las políticas de la secretaría de educación pública, el sindicato nacional de trabajadores de la educación y en lo macro el sistema político-económico que permea el tejido social en el que estamos insertos.

La educación en México no ha podido responder a las necesidades propias del espíritu de la época. Seguimos educando con modelos del siglo veinte a alumnos del siglo veintiuno. El uso de las tecnologías de la información y la comunicación que imperan en un mundo globalizado, en México esa realidad es muy distante y eso viene a incrementar la brecha entre las diferencias que existen entre la educación indígena, rural, pública y privada. Todo esto como un marco contextual en donde se da la deserción escolar.

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Desarrollo

“Los resultados de los jóvenes mexicanos deben preocupar más, si se tiene en cuenta que en nuestro país muchos jóvenes de 15 años (alrededor de cuarenta de cada cien) se encuentran fuera de la escuela”. (INEE 2006)

¿Por qué los niños y jóvenes no acuden a las instituciones educativas? ¿Por qué se ha incrementado la deserción escolar? ¿Cuál es la causa principal del alto incremento del sector juvenil llamado “ni-ni”?

Uno de los factores causales de la deserción escolar es el propio sistema educativo que no propone una educación de calidad, que no atrae a los estudiantes y por lo mismo mejor deciden desertar; “Los resultados de PISA evidencian que los jóvenes mexicanos de 15 años tienen en promedio niveles de competencia muy inferiores a los de los países más desarrollados, y una proporción muy considerable de esos estudiantes no alcanzan el nivel 2 de las pruebas, que se define como el mínimo necesario para desenvolverse adecuadamente en la democracia y las economías desarrolladas” (INEE 2006).

El joven decide dejar las aulas porque no encuentra solución a su problemática que le aqueja. Su mochila ya no permite cuadernos, ahora recibe solo herramientas para el trabajo, eso si bien le va, ya que en el peor de los escenarios el adolescente que deja las aulas es candidato idóneo para engrosar las filas de la delincuencia organizada.

La realidad apremia. La deserción escolar va de la mano de un sistema que no contempla ofrecer igualdad de oportunidades. El pobre deja su escuela para ir a trabajar, ayudar en el sustento del hogar como lo señaló recientemente el periódico El Universal: “El estudio de la OCDE señala que el entorno socioeconómico bajo, las circunstancias personales o sociales y de injusticia, “provoca el fracaso escolar cuya manifestación más visible es la deserción”.

No niego que también existen casos en que el alumno deja el aula por motivos no tan halagadores, pero son los mínimos, así como también por alguna discapacidad que impida el libre acceso al proceso de enseñanza-aprendizaje.

México se ha caracterizado desde la época de los viajes de Humboldt por ser un país marcado por las desigualdades, sobre todo en los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas. Contrario a lo que se supondría, la educación cede lugar al contexto en el que está, en lugar de proponer cambios en la sociedad, se deja avasallar por la sufrida miseria que avasalla a más de la mitad de la población de la nación. “Los alumnos que viven en familias y entornos desfavorables suelen asistir a escuelas con carencias importantes. Las desventajas del hogar frecuentemente se ven reforzadas por las de la escuela, en lugar de ser contrarrestadas por ésta” (INEE 2006).

Otro de los factores que incrementan el abandono escolar es la nula capacidad de atracción por parte de los planes y programas hacia la cotidianeidad de los adolescentes hijos de la posmodernidad. Los docentes continúan con prácticas pedagógicas obsoletas que están muy distantes de la vida diaria de cualquier joven influenciado los medios de comunicación. Le llama más la atención al alumno la vía que ofrece la televisión o la calle. La escuela está veinte o treinta años atrás en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación.

El sector de la población que más ha resentido la deserción escolar es el área de la educación indígena, le sigue la rural y por último la urbana

Dentro de las causas internas que motivan la deserción escolar tenemos como muestra estadística el descontento de los alumnos hacia la preparación de sus profesores; que existen prácticas pedagógicas obsoletas que no son atractivas para el adolescente, así como la toma de clases en un contexto de aburrimiento, en donde el docente no innova, no promueve la creatividad, eso influyen para que el alumno decida otros placeres quizá más momentáneos pero más inmediatos. El profesor no planea sus actividades y el alumno decide retirarse del aula.

Tenemos pues que la causa principal de la deserción escolar tiene mucho que ver con la desigualdad que prevalece en nuestro país. Otro de los factores, quizá menores, consiste en la subjetividad propia del adolescente mexicano que no encuentra la suficiente motivación dentro de su contexto para continuar  con sus estudios. En el contexto en que vive quizá ser un científico, matemático, profesor, médico, no esté tan preciado y valorado como sí lo es ser un líder en la delincuencia, o simplemente llevar la vida sin complicaciones abstractas.

La realidad de la deserción escolar apremia. Como país miembro de la OCDE hemos quedado en el segundo lugar en el rubro de desatención a los desertores. La política del gobierno ha propuesto incentivar la instancia del adolescente en la institución educativa por medio de reforzamientos como el dinero o una beca para contrarrestar la idea ya generalizada de que la educación no está garantizando la movilidad social y por ende no está garantizando un trabajo que esté bien remunerado.

Estudiar es un valor desdeñado tanto por los medios de comunicación como por los mismos docentes. El profesor llega al aula como comúnmente se dice “arrastrando la cobija y ensuciando el apellido”. Ha perdido la mística de ser-docente, se ha perdido en el laberinto lleno de cortapisas que el Sindicato le ha “brindado”.

Mientras la educación en México no cambie, mientras la educación en México no asuma su responsabilidad de ser un instrumento para despertar conciencias, todo va a seguir igual o peor. Recientemente hemos sido testigos de una pequeña voz que clama en el desierto: el movimiento Yo Soy 132 que surge de las filas del sector de la juventud que tiene acceso a la educación; pero ¿ y los otros? ¿y los demás? ¿Quién habla por ellos?

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Conclusión

¿Cómo debe ser la educación hoy en día? ¿Qué tenemos que hacer para evitar la deserción escolar? El reto es una llamada de atención a todo México, tanto al sistema educativo como a la sociedad civil y al Sindicato.

Hoy en día la educación debe responder puntualmente a las exigencias que la Sociedad le plantea. La misión de la Escuela en tiempos de la posmodernidad y en un contexto globalizado es formar seres humanos integrales, la Reforma Educativa insiste en que los sujetos que pisan las aulas deben aprender a vivir en la sociedad del conocimiento con el uso de las Tecnologías de la información y la Comunicación. La propuesta de la Reforma Educativa es que los alumnos al egresar puedan enfrentar la incertidumbre propia del siglo XXI.

Constructos como “competencias básicas para la vida”, “movilización de saberes”, “trabajo por proyectos”, “aprendizaje colaborativo” “autonomía en el aprendizaje”, “aprender a aprender” “los cuatro pilares de la educación” permean los planes y programas de la Reforma Educativa. La filosofía pedagógica se sustenta en autores contemporáneos, autores como Edgar Morín y Piliph Perrenoud fundamentan los nuevos paradigmas que deben instaurarse en las nuevas maneras de proceder en las instituciones educativas. Ya todo está allí, solo es cuestión de que el profesor lo ponga en práctica.

Si el docente continua con la apatía y la sociedad no se queja, todo va a seguir igual, seguiremos saliendo en los últimos lugares de cualquier evaluación internacional sobre educación y eso cada vez más incrementará la deserción en las escuelas, ya sea por la pobreza o simplemente por que cada vez la escuela está siendo menos atractiva para el adolescente que busca nuevas experiencias para sentirse vivo.

Carlos Arturo Moreno De la Rosa