Educación y Psicología: Puntos de encuentro

Blog de análisis y reflexión en torno a la Educación en México


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La importancia del vínculo afectivo en el niño de preescolar (o lo que es lo mismo: «La familia como principio y fundamento del potencial humano pero también como principio y fundamento de la locura». )

 Escrito por: Carlos Arturo Moreno De la Rosa

"La piedra filosofal" by Pere Ventura Julià

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“Váyase al kínder, aquí se viene a trabajar, no a jugar,
si quiere jugar váyase al kínder… siéntese!”
Frase estentórea escuchada en voz de una maestra de primaria.

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Abordar la subjetividad del infante que acude a la Educación preescolar, menuda tarea. Muchas veces esta etapa no es considerada con la relevancia que tiene, relevancia  que a continuación se desentrañará; para llevarlo a cabo tomaré como base las propuestas de Ángela Peruca. El lector podrá acceder a una gran gama de variables como lo son los vínculos afectivos, los fantasmas internos, los miedos, los intereses y motivaciones que repercuten en el proceso de enseñanza aprendizaje.

Resulta esclarecedor para cualquier persona que inicie en los vericuetos de querer entender qué es lo que acontece en la mente de un infante que tiene entre tres y seis años de edad. El texto aquí esgrimido podrá ser accesible tanto para un padre de familia interesado en la educación de su hijo que cursa el jardín de niños, como para una docente de nivel preescolar, un psicólogo o un docente de educación especial.

De entrada debemos de tener en mente el axioma ya sustentado por la observación, fundamentado científicamente, comprobado empíricamente que “la forma en que interactúan los infantes de preescolar tiene mucho que ver con sus experiencias familiares”, es decir, el infante va al jardín de niños a reproducir las pautas de interacción que ha venido introyectando por medio de las interacciones vinculares con los miembros de su familia, llámese familia nuclear, llámese familia extensa, así como también las pautas de comportamiento que ha desarrollado por medio del aprendizaje vicario a través de la Gran-Nana: la Televisión. El infante reproduce lo aprendido pero también, señala Ángela Peruca, el salón de clases le permitirá expresar los deseos que se reprimen en el hogar.

El Jardín de infantes es un espacio propicio para que se instauren y se regulen las relaciones educativas tanto presentes como futuras. Tenemos un niño que ya posee un Yo (en el mejor de los casos) sólidamente estructurado; ya es capaz de relacionarse con la Realidad, con el mundo que le rodea, ya es capaz de nombrar los objetos, por medio del lenguaje crea la realidad, sabe que no solamente existe él, que existe el Otro con el que puede jugar, socializar. Su “Ello” ha quedado lentamente domesticado, ya no es el bebé llorón que recibe todo lo que desea, ya no es ese ente hedonista de la primera infancia, ahora sabe que tiene que esperar para satisfacer sus necesidades. Y finalmente se está labrando el terreno para la instauración propicia del Superyó para que de esa forma quede instaurada su estructura psíquica con la que vivirá el resto de su existencia.

El infante se va a relacionar con la institución Educativa de acuerdo a cómo se ha venido  relacionando con su madre, el amor que le tiene a su madre lo desplazará hacia su maestra y se relacionará con sus pares de acuerdo a como lo ha venido haciendo con sus hermanos. Esa dinámica se repetirá constantemente durante su vida, y así pasará con las sucesivas etapas educativas y posteriormente en el ámbito laboral y en la elección de pareja; el vínculo afectivo primario con la madre determinará las sucesivas relaciones, ya sean de afecto, ya sean laborales: “dime cómo te amó tu madre y te diré cómo amarás a tu pareja” o “dime qué opinas de tu jefe de la empresa y te diré como fue tu relación primaria con tu madre”, lo mismo aplicaría con los compañeros de escuela y de trabajo que vendrían a representar a los hermanos de la infancia.

El ser humano está en constante proceso de aprendizaje, cuando uno es un niño y aún siendo adulto, las cosas resultan nuevas y atractivas, todo un mundo por aprender y aprehender, es así como el niño también debe dar ese paso existente entre el actuar consigo mismo, al actuar entre los otros y llegar a actuar con los otros, eso se adquiere también por un proceso de aprendizaje, el niño tiene que aprender a vivir en comunidad, a ser tolerante ante las diferencias, a respetar al otro, saber conducirse bajo reglas de convivencia, así se estará forjando su personalidad en un ambiente democráticamente propicio, en  el correcto y amplio sentido de la palabra Democracia.

¿Qué pasa con el niño que tiene problemas para “insertarse” en la dinámica del grupo? Es un niño que no ha podido aún superar la fase egocéntrica. Este periodo de egocentrismo es una etapa normal dentro del ciclo de vida del ser humano, es natural pasar por esa fase, pero como cualquier fase del desarrollo está para ser superada, pero el niño que no logra superar dicho estadio está todavía en una realidad en donde es capaz solamente de “actuar” y no de “interactuar”, lo lamentable de la situación es que se puede quedar fijado a esa manera de relacionarse con el otro y cuando sea grande tendrá repercusiones en la manera de intentar relacionarse con el otro, igualmente solo será capaz de “actuar” con el otro pero se le dificultará ese “interactuar”, ese hacer partícipe al otro en su subjetividad, casos que comúnmente se analizan en la consulta clínica, en donde aún quedan remanentes existenciales de esa primer infancia fatídicamente experimentada. El niño (léase también adulto”) da prioridad a sí mismo por encima de los demás. “Al niño le hacen falta los otros para re-conocerse” (Paparella).

¿De qué dependerá que el niño entable interacciones adecuadas o lleve a cabo interacciones distorsionadas? Existe la hipótesis de que el niño que aún no accede al lenguaje fluido tendrá dificultad para entablar interacciones adecuadas con sus pares, pero eso sería solamente quedarnos con el discurso manifiesto, nuestra lectura va más allá, intenta descifrar el “compromiso educativo” que se traduce en una co-participación activa, de inclusión del otro, independientemente si accede o no al lenguaje socialmente estipulado. Es decir, abordar la situación mediante un  “Consenso operativo” (Goffman). “Aceptar a quien se presenta tal como dese representarse” (Peruca). Es así que adquiere sentido la conducta del niño “saboteador”, el niño que agrede, el niño que no encuentra gratificación en la relación, son síntomas de un profundo malestar. El niño que no pudo sostener un vínculo estable con su madre, re-editará esa relación (muchas de las veces destructiva) en el salón de clases.

Es así como entramos al tema álgido de la relación y los vínculos afectivos que sustentan toda conducta humana. “La capacidad de interactuar del niño (aquí donde dice “niño” omita la palabra “niño” y ponga el nombre del “niño” con el que más se le dificulta establecer el proceso de enseñanza-aprendizaje) volvamos: “La capacidad de interactuar del niño (Rolandito, Jesusito, Juanita, Alfredito…) y sus aptitudes sociales tienen ciertamente una sólida raíz en las experiencias familiares; aquí es donde nace la predisposición de el niño (Rolandito, Jesusito, Juanita, Alfredito…) a buscar o rechazar los contenidos interpersonales, a vivirlos como gratificantes o como frustrantes, a manejarlos como posibilidad de expansión adaptativa o de cierre defensivo” (Ángela Peruca, 1987).

La familia como principio y fundamento del potencial humano pero también como principio y fundamento de la locura.

Y es precisamente por eso que se vuelve imperativamente necesaria la inclusión del infante en la Educación preescolar, ya que es mediante la interacción con el otro que se potencializa el cúmulo de esquemas cognitivos que más adelante le servirán para la consecución de estructuras cognitivas para obtener las competencias y los aprendizajes esperados de acuerdo al nivel educativo en el que esté.

Es por eso que hoy en día se insiste en la participación activa por parte de la familia en la Educación del infante, si existe una previa estructuración del niño antes de que inicie su incursión en el preescolar facilitará el proceso de enseñanza aprendizaje, en un contexto axiológico que permita la libre ejecución de la Educación centrada en el alumno.

¿Cómo fomentar esa relación tan necesaria hoy en día para sostener esas interacciones impregnadas de respeto a la dignidad del ser humano? La propuesta es continuar con la hipótesis de J.J. Rousseau, es necesario volver los ojos al contrato social, a esa acuerdo tácito, ser conscientes de nuestra “naturaleza” bestial, sabernos necesitados de un contrato que estipule las interacciones sociales, no en vano existe la prohibición porque un día eso que está prohibido fue deseado. Hoy más que nunca es necesario rescatar ese contrato y qué mejor que hacerlo desde la raíz, empezar en el vínculo en la misma familia para que después el infante reproduzca esa “cartilla moral” que ya iría implícita en la interacción del niño con sus pares. Hoy más que nunca. Hoy más que nunca.

Iniciar primero con un “contrato social” para que después se trasforme en un “vínculo significativo”. Lograr establecer el aforismo “El Otro significa mucho para mí” como regla de vida. “Nada de lo Humano me es ajeno”.

Una Educación sustentada en la Ética. Una Educación axiológica. Optar por más “Personalismo”, más “Vitalismo”, más “Concienciación”. Erradicar esa misantropía que poco a poco, lentamente carcome nuestro corazón. Recitar junto a Freud: “Allí donde se lee Ello, debe leerse Yo”.

Carlos Arturo Moreno De la Rosa  


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La técnica del sociograma

Escrito por: Carlos Arturo Moreno De la Rosa 

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“Con un sociograma se intenta destacar el análisis estructural de una colectividad”
Ángel Contreras Estrada

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La técnica del sociograma nos permite llevar a cabo un análisis de un grupo. Consta de cuatro pasos, el primero consiste en la formulación de preguntas, de preferencia máximo tres preguntas que regulen la técnica hacia la dinámica. Posteriormente se tabulan las respuestas, el tercer momento se llena con el sociograma y por último se analiza e interpreta el diagrama.

Para poder llevar a cabo un sociograma es indispensable que en los miembros del grupo existan vínculos de afecto y de rechazo, que la pregunta gire en torno a la dinámica existente en el grupo, como por ejemplo “¿a quién elegirías para compañero de estudio?, el tercer factor indispensable para hacer un sociograma es la espontaneidad y la sinceridad en las respuestas y el cuarto elemento es que el criterio a analizar sea duradero y persistente y no vago o débil.

Un sociograma es una técnica de análisis grupal que utilizamos los psicólogos sociales para obtener un diagnóstico grupal y saber cómo se puede interactuar con el mismo. Es un método que nos presenta los hechos grupales: “la posición que ocupa cada individuo en el grupo así como todas las interrelaciones establecidas entre los diversos individuos”. (Ángel Contreras Estrada). 

Los fenómenos básicos que podemos analizar por medio de un sociograma son los vínculos entre los miembros de un grupo en donde arroja datos significativos entre los miembros como lo puede ser de atracción, rechazo o indiferencia, cabe señalar que dicha infraestructura es profundamente inconsciente y compleja.

Es importante señalar que la validez de un sociograma se justifica siempre y cuando sea aplicada a un grupo que tenga un objetivo en común, así como un motivo que impulse a los miembros en su consecución.

En propias palabras de Ángel Contreras Estrada: “un sociograma aplicado en un grupo nos da útiles indicaciones acerca del grado de cohesión que une a los miembros de una sociedad dada, y las afinidades o fricciones que se manifiestan entre dos sociedades del mismo orden”.

La propuesta del sociograma es  dar objetividad a las pautas de interacción propias de un conglomerado, contar con una herramienta que coadyuve el trabajo con un grupo, llámese salón de clases o grupo terapéutico, es saber cómo están conectadas las subjetividades de los participantes y con ellos sus conductas. Puede servir, como se dijo líneas arriba, como un diagnóstico del grupo para poder intervenir de acuerdo a las redes sociales que arroje la interpretación del diagrama.

Carlos Arturo Moreno De la Rosa (UPN-Monclova) 


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Jardín de Niños: una etapa fundamental en el Desarrollo Humano

Escrito por: Carlos Arturo Moreno De la Rosa

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“La función de la educadora
es fomentar y mantener en las niñas y los niños
el deseo de conocer, el interés y la motivación por aprender”.
PEP 2004

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¿Quién es ese niño que llega por primera vez al Jardín de niños? ¿Cómo está estructurada su personalidad? ¿Por qué Felipito si convive con sus compañeritos y Andresito no?

La Institución educativa presupone y se sustenta en la convicción de que “las niñas y los niños ingresan a la escuela con un acervo importante de capacidades, experiencias y conocimientos que han adquirido en los ambientes familiar y social en que se desenvuelven”, es decir, el niño posee un andamiaje que obtuvo mediante la introyección de las figuras materna y paterna.

Según Sigmund Freud que retoma a Nietzsche nacemos siendo puro “Ello”, es decir, nacemos siendo unas bestias, unos indómitos, unos hedonistas en potencia, pero conforme avanzan los días y la madre procura el amor a sus hijos se va estructurando el “Yo”. La capacidad de socializar del sujeto está íntimamente relacionada con el vínculo afectivo prodigado por la madre. El niño antes de ingresar a preescolar ya cursó algunos años en alguna institución de estimulación temprana, un CENDI, una “guardería” o simplemente ya convivió con sus abuelos, con sus tíos, con los vecinos y sobre todo con la televisión. Entonces ¿qué es lo que llega al preescolar? El infante que llega al preescolar es un sujeto ya estructurado en su gran mayoría, ya ha introyectado los pilares necesarios para su personalidad, ya sabe hablar, ya corre, ya interactúa, ya ha establecido vínculos afectivos, es capaz de fantasear, ha desarrollado la motricidad gruesa y fina.

El alumno de preescolar ha transitado por las fases más críticas que moldean la estructura de personalidad, ha sabido sobrellevar la fase oral, experimentó el destete, destete como arquetipo de las futuras rupturas amorosas, experimentó el control de esfínteres, que a la postre indicará si lo vivió de una manera frustrante o de una manera placentera, y por último está pasando por la etapa fálica, por el complejo de Edipo y al final del trayecto adquirirá como herencia el superyó que lo hará un sujeto ya socializado, un sujeto digno y capaz de relacionarse con los demás respetando reglas, sabedor de que sus conductas tienen consecuencias.

El infante en edad preescolar en México ingresará a un mundo diferente en donde recibirá una educación basada en competencias; entendamos competencia como “la capacidad que una persona (específicamente en este caso infantes que oscilan entre los tres a los seis años) tiene de actuar con eficacia en cierto tipo de situaciones mediante la puesta en marcha de conocimientos, habilidades, actitudes y valores”. Esto con el firme propósito de que los infantes mexicanos sean personas cada vez más seguras, autónomas, creativas y participativas.

Básicamente los propósitos que plantea la Educación Preescolar consisten en que los infantes aprendan a regular sus emociones, a trabajar en colaboración, resolver conflictos mediante el diálogo y a respetar las reglas de convivencia, actuando con iniciativa y autonomía, desarrollen  interés y gusto por la lectura, usen el razonamiento matemático para solucionar problemas, que participen en situaciones de experimentación, que usen la imaginación y la fantasía para expresarse por medio de los lenguajes artísticos, así como el desarrollo físico y promoción de la salud.

El niño que acude al preescolar aprende básicamente mediante el juego. ¿En qué momento de la Educación se pierde esa herramienta y se convierte en lo contrario, en rutina, en cansancio para el niño, en agotamiento, en fastidio? ¿En qué momento se rompe la ilusión de ir con todas las ganas de aprender como lo hace el infante de preescolar a diferencia del niño que acude a la Escuela Primaria que le cuesta digerir los conocimientos en el aula?

Hemos perdido la brújula, “lo que se aprende con placer jamás se olvida”. Deberíamos de retomar las actividades lúdicas como eje rector del proceso enseñanza-aprendizaje.

El Programa de preescolar 2004 señalaba un factor muy importante que es la influencia de la televisión en el moldeamiento de la personalidad de los infantes, cosa que no quedó analizada por Freud por obvias razones, pero es una realidad que el infante posmoderno introyecta también las pautas de interacción que dicta la televisión. Aprendizaje vicario diría Albert Bandura. Por lo tanto si el infante llega al preescolar y no ha funcionado el proceso de socialización que se adquiere en el hogar, dificultará el proceso de enseñanza aprendizaje en el aula, como lo demuestran los últimos escritos del portal “Educación a Debate” en donde señalan que los docentes invierten entre 20 y 25% del tiempo efectivo en intentar poner orden en el salón. “La forma en que interactúan tiene mucho que ver con sus experiencias familiares” (Ángela Peruca 1987).

El infante que llega por primera vez al Jardín de niños encuentra propicia a la Institución Educativa como una representación simbólica de la madre; tenemos por lo tanto que según haya sido la relación/vínculo afectivo con la madre así serán las relaciones ulteriores del infante con su maestra de grupo; lo mismo pasará con el trato con sus compañeros: tratará a sus compañeritos de clase como ha tratado y ha sido tratado por sus hermanos.

Una manera de predecir la conducta posterior de los sujetos en edad preescolar es observar y analizar cómo se desenvuelve en las actividades lúdicas, si se integra, si rechaza, si acata las reglas, si boicotea la actividad, si asume el rol de líder, si asume el rol de sumisión, si desiste, si persiste. Así como el infante lleve a cabo el juego así llevará sus relaciones interpersonales futuras. Es cierto que el infante de preescolar reproduce las relaciones interpersonales que lleva a cabo en el hogar, pero también es cierto que el infante va al aula a actuar lo que se reprime en el hogar.

Es por lo tanto el ingreso al Jardín de niños una etapa crucial en el desenvolvimiento de la identidad del infante que repercutirá significativamente en los estadios posteriores del ciclo vital, recordemos que la vida misma es una eterna re-edición de lo que ocurrió precisamente en esta etapa de la primera infancia.

Carlos Arturo Moreno De la Rosa (UPN-Monclova)


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Cuando el infante entra a la Escuela Primaria

Escrito por: Carlos Arturo Moreno De la Rosa

 
 
“La Educación se debe sustentar en la regla de reciprocidad, regla que sustenta toda interacción humana”
Marcel Postic

 

¿Por qué un ser humano se convierte en docente? Ser docente implica estar frente a un grupo, implica parlar y que los otros te escuchen. Hay docentes que imploran ser escuchados, ser atendidos. Necesitan un auditorio para ser feliz. Gritan, se enojan, hacen aspavientos, todo como resultado de su estructura narcisista de personalidad. Narcisismo e histeria como principio y fundamento de la vocación docente.

El docente practica un diálogo asimétrico, no hace caso a la dialéctica enseñanza-aprendizaje, el profesor sigue empeñado en ser él el protagonista del salón, no se quiere dar cuenta que ahora la Educación se centra más en el aprendizaje y menos en la enseñanza. El profesor se olvida de la mayéutica de Sócrates. La Escuela como institución de adoctrinamiento e inculturación.

El niño que entra a la Escuela primaria es un niño con deseos, expectativas y anhelos, viene del preescolar con un cúmulo de competencias que adquirió principalmente por medio de actividades lúdicas, pero llega a ese salón y todo se viene al traste, se da cuenta de que ir a la Escuela ya no le resulta atractivo, ya no es como antes, le encargan tareas que no tienen nada que ver con su diario vivir, se topa con una maestra que pasa la mayor parte del día gritando y se topa con compañeros-miembros activos del klan pro-bullying.

El niño ya viene con una personalidad estructurada, en el mejor de los casos por la identificación con las figuras paternas, en el peor de los casos identificado con los protagonistas de los melodramas que se chuta su mamá.

La propuesta de Marcel Postic es llevar a cabo en la Escuela un “diálogo constructivo” basado en la complementariedad funcional, en donde el proceso epistemológico del alumno no se da por imposición, se da por investigación, el conocimiento que él se va construyendo, en un contexto de interacción: constructivismo por colaboración. Piaget y Vigotsky de la mano.

Negociación, transacción y contrato son constructos que se deberían aplicar en la Educación (Primero J. J. Rousseau, luego Bradford, también Freinet, también Elkind, después Lalande, por último Filloux y último último B. Schwartz).

“Para que exista una transacción educativa el alumno debe sentir una aspiración a perseguir un objetivo con sentido y significado, eso le traerá estatus social ante los demás porque eso está socialmente bien visto” (Marcel Postic basado en la propuesta de Brookover y Erickson), aunado a la propuesta de J. Dewey: “el medio escolar debe permitir al niño vivir la experiencia de la vida social y de sentirse responsable en el grupo”.

 Otro fenómeno que se da en la interacción de grupos es el denominado “anticipación de resultados” en donde “el alumno que espera un fracaso total en matemáticas tiene pocas oportunidades de aprender matemáticas” (Brookover y Erickson).

En el proceso educativo siempre encontraremos la disyuntiva existencial entre el papel del docente y el papel del alumno en cuanto al desempeño del educando, lo que comúnmente se conoce como “se avientan la bolita el papá y el profe”; no asumen su rol, no asumen su compromiso, tanto la responsabilidad es del docente porque percibe un sueldo y el padre de familia por amor.

¿Quién es ese alumno? No es más que el cúmulo de experiencias introyectadas en la interacción con sus padres, es un fiel reflejo de la dinámica familiar, y más aún, de los deseos que los padres proyectan en sus hijos, es decir, según le importe el proceso educativo al padre de familia así le va a importar al alumno. Caso ejemplificado con excelencia cuando atendemos a los alumnos que van a la Secundaria en el turno vespertino, son alumnos en su mayoría que provienen de padres desentendidos con su proceso educativo.

Una práctica que se puede poner ya en uso es que el docente se integre junto al grupo, que el alumno no vea a su profesor como el sujeto poderoso que devora, sino uno más en ese contrato pedagógico, sentarse entre ellos, quitar el estereotipo del “sujeto de supuesto saber”.

Carlos Arturo Moreno De la Rosa (UPN – Monclova)


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¿Cómo se estructura un grupo?

Escrito por: Carlos Arturo Moreno De la Rosa

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«El principal objeto de la educación no es el de enseñarnos a ganar el pan,
sino en capacitarnos para hacer agradable cada bocado.»
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¿Cómo se forma un grupo? ¿Qué es necesario que suceda para que un conjunto de individuos sea denominado “grupo”? La respuesta la tendríamos que buscar en los teóricos de la psicología social que se encargan de desentrañar los vericuetos existenciales por los que atraviesa una persona que decide consciente o inconscientemente formar parte de un grupo.

¿Qué sucede cuando está “el otro”? ¿Por qué la conducta de un alumno se ve modificada ante la presencia del otro? ¿Qué cosa extraña hay en el ambiente enrarecido que obliga a nuestros alumnos a comportarse de una manera despiadada, facilitadora, sumisa o de liderazgo?

Podríamos acercarnos a una definición un tanto cuanto escueta pero ilustradora para delimitar el tema sobre el Grupo.

Intentemos descifrar la estructura de un grupo afirmando lo siguiente: un grupo es una unidad social constituida por un número de individuos que poseen un estatus y un rol. La conducta de los miembros del grupo debe estar regulada por normas intrínsecas al mismo, así como mostrar un comportamiento que se suscriba bajo los lineamientos axiológicos a los que el grupo se ha adscrito.

Sherif y Sherif señalaron cuatro aspectos básicos que se reiteran en cualquier formación de un grupo, a saber:

El primer punto dentro de la conformación de un grupo tiene que ver con una Base Motivante. Motivación inicial que surge ante una frustración, ante un desequilibrio: ¿Por qué un hombre y una mujer decidieron unirse en los albores de la humanidad? La respuesta es porque solos no pudieron sobrevivir, ya sea por que se necesitó del otro para satisfacer su hambre, para cazar al mamut, o ya sea para satisfacer su pulsión sexual, para refugiarse en los brazos del otro ante una amenaza, etc.

Una vez conformado el grupo en base a una necesidad, es imperativo que dentro de dicho grupo se conforme una Organización en base a papeles y estatus. Ésta vendría siendo la segunda característica de la formación de un grupo. Tenemos pues que los seres humanos se juntaron para satisfacer sus necesidades (base motivadora) y una vez que vieron satisfecha esa necesidad encontraron otra fuente de satisfacción: el estatus dado por el poder. Así, el mismo grupo impone roles en los miembros y éstos a su vez deben de actuar de acuerdo a las expectativas impuestas por los mismos miembros del grupo, sobresaliendo los individuos que han adquirido un estatus superior dado por la riqueza, por la inteligencia, por un grado religioso o por cualquier puesto supra-valorado en turno.

Satisfacción de necesidades. Expectativas de conducta. Sumisión al poderoso. ¿Qué falta para conformar un grupo? La tercera característica dictada por Sherif y Sherif es La formación de las normas del grupo, en donde los miembros del grupo asumen lo que “está permitido” y lo que no está permitido, por lo regular la conformidad con las normas se da a través de la coerción, del castigo, corrección y amenaza para que la conducta no salga de los parámetros establecidos.

Satisfacer una necesidad, roles y estatus, normas de conducta, ¿ya tengo un grupo? ¿Qué falta?  Falta el punto más importante. El cuarto punto se refiere a “Efectos diferenciales en la conducta” que no es más que recordar aquello de que “un sujeto actúa diferente cuando está solo que cuando pertenece a un grupo”; pero esto no solamente se limita a la conducta, va más allá, se refiere a que el individuo cuando forma parte de un grupo se identifica con él, se llega a instaurar un “nosotros”, lo introyectamos en nuestra conciencia.

Entonces ¿qué pasa con el alumno que no se siente identificado con el grupo? ¿No ha encontrado satisfacción para sus necesidades? ¿No ha asumido su rol? ¿No tiene un estatus? ¿No le gusta el rol que le han asignado? ¿No está de acuerdo con las normas intrínsecas del grupo? En definitiva ¿por qué “Brayan” no se siente parte de un “Nosotros”?

Escrito por: Carlos Arturo Moreno De la Rosa (Estudiante UPN-Monclova)


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Ya estoy frente al grupo ¿ahora qué hago?

Escrito por: Carlos Arturo Moreno De la Rosa

 

En el grupo se reactiva el triángulo familiar.
Pichón Riviére

 

El docente en la actualidad está consciente de su praxis profesional, sabemos que la Educación ha avanzado a pasos agigantados, que no podemos quedarnos rezagados, que tenemos que seguir el enfoque pedagógico en turno (constructivismo) así como también apegarnos a los lineamientos que dicta la OCDE (dicho sea de paso hemos salido muy por debajo en el ranking internacional). Pero antes de eso habrá que reflexionar sobre el docente y su relación con su grupo, ya que es allí, en la relación interpersonal, en donde se fragua el éxito de la Educación, Educación que se adquiere por medio de los diferentes canales de información en el mundo del conocimiento, Educación en la familia y Educación en la Institución Educativa.

Para que un Grupo pueda ser llamado como tal, deben existir una serie de variables como las ya comúnmente conocidas y denominadas: la cohesión, la identificación, la emotividad y el trabajo entre ellos para perseguir un objetivo en común, entre muchas otras cualidades.

Quisiera hacen mención específicamente en otras características no tan manifiestas, más bien latentes en las relaciones interpersonales que se dan cuando una persona pertenece a un grupo.

Iniciemos por ejemplo enunciando el constructo denominado “tenerse in mente”; para que una persona sea nombrada como parte de un grupo tiene que haber experimentado dicho constructo, “tenerse in mente” significa ser parte esencial en el procesamiento mental del Otro, el grupo requiere tomar decisiones siempre y cuando haga uso de dicho recurso, “tenerse in mente”, ser parte importante del Otro y que eso Otro también sea importante en mí, pensar en él, sentirlo en el más extenso significado de la palabra, tomarlo en cuenta, que no sea indiferente, que tenga relevancia ontológica en el diario convivir, que me lo pueda llevar a mi casa aunque sea solamente en una forma representada, es decir, el maestro se lleva en su mente a sus alumnos, piensa en ellos, piensa en las estrategias que implementará para poder alcanzar los “aprendizajes esperados” propios del grupo, o también puede ser en el mismo grupo de estudio, “llevarnos in mente a nuestros compañeros”, que el mismo alumnos se lleve “in mente” a sus otros compañeros del grupo, ese ya sería un gran avance, ir en contra de la indiferencia, que sería lo contrario de “tenerse in mente”, ya que la indiferencia es peor que el sentimiento de odio que se pudiera tener.

Y ya que tocamos el término del “odio en el grupo” es pertinente señalar la segunda cuestión que abordaré en la presente entrega.

Los grupos están formados por personas, sabemos de antemano que, para que la civilización funcione es imperativo que los seres humanos tuvieron que haber sido “civilizados” o “socializados”, ya que si dejamos una criatura recién nacida en manos de la naturaleza, esa criatura, en caso de que sobreviva, se conducirá como una bestia. Pero bueno, tenemos que, el ser humano que pertenece a un grupo tiene ansiedades latentes, fobias escondidas, traumas que no quiere reconocer, y en el momento de pertenecer a un grupo intentará proyectar esos miedos, esos fantasmas, esas “ideas irracionales” y no solamente él, sino también sus compañeros del grupo, así que como un mecanismo del mismo grupo buscarán en qué compañero depositar todo eso que les incomoda. Ese fenómeno se denomina “chivo expiatorio” o “chivo emisario” o “depositario de la popó”, en donde los sujetos “sanos” depositan lo que no quieren ver en sí mismos y se lo dejan al chico más débil; hacen burla, escarnio y mofa, y el que hace el papel de “chivo expiatorio” asume su rol, expía las culpas de los miembros del grupo, como una reminiscencia de lo vivido también en su grupo familiar.

Esta última idea nos remite al tercer punto en cuestión, a saber: “el alumno que no sabe pertenecer a un grupo es porque nunca se supo perteneciente a su grupo familiar”, es decir, cuántas veces en nuestra praxis como docentes frente a grupo hemos experimentado esa frustración de no poder trabajar con un alumno con las características aquí señaladas, que no sabe participar en el grupo, que se levanta, que no acata las reglas, normas, que es indiferente a las actividades, que es rebelde, no podemos pedirle a ese alumno que se comporte en el grupo cuando nunca supo lo que es “pertenecer a un grupo”, cuando el grupo primario o grupo de referencia llamado familia nunca lo aceptó como tal.

Es así como se aborda en una primera instancia al grupo, en base a las conductas latentes, analizar si el miembro del grupo se sabe partícipe del mismo, analizar quién asume el rol de chivo expiatorio y sobre todo trabajar en el constructo de “tenerse in mente”. Estos tres conceptos básicos de la psicología social pueden aportar valiosas herramientas a los docentes que trabajan frente a un grupo.

 Carlos Arturo Moreno De la Rosa (Estudiante UPN-Monclova, primer semestre)